Deja la puerta abierta......PARTE V

 
  


Después de cenar, estuvimos todos sentados alrededor de las llamas, platicando nuestros proyectos de la universidad y olvidándonos del día tan extraño que pasamos. Como fueron cayendo las horas y la noche empezó a transcurrir, las chicas y yo nos retiramos  a dormir, Carlos y Fernando quedaron aún despiertos para cuidar nuestro campamento. 

Pasado un tiempo, aun no podía dormir, así que bajé del auto y me dirigí a donde  estaba Carlos, que fue el primero en permanecer despierto para vigilar.

-¿Pasa algo?-comentó Carlos algo sorprendido.

-No, tranquilo, quise hacerte compañía, ya que no puedo dormir, aun no dejo de pensar en eso que nos asustó en el día- dije tranquilamente mientras me sentaba junto a él,  frente al fuego, cerca de la camioneta.

-No te preocupes, lo más seguro que hayan visto tal vez fue un oso, hay por acá cerca, del otro lado de las montañas es la zona de estos animales, de vez en cuando se ven aquí, no es muy común, a lo mejor tendría hambre y olió la comida- argumentó mientras arrojaba un trozo de leña a la lumbre.

-Sinceramente, no lo sé, lo que sí puedo asegurar es lo horrible que se oían esos sollozos- exclamé mirando fijamente al fuego arder.

-¿Sabes?, mejor cuéntame mas de ti, yo solo te había visto por la universidad por las tardes cuando nosotros nos vamos, pero no sabía que eras amiga de Karina ni de María- me dijo con una pequeña sonrisa en los labios mientras me veía.

-Si, somos amigas de hace ya varios años, solo que ellas escogieron estudiar otra profesión, según las 3 estudiaríamos la misma, pero al momento eligieron otra, ustedes van en la mañana y yo por las tardes y cuando me dijeron de este paseo, le dije que sí iría, para desestresarme ya que la carga de proyectos es pesado y...- poco a poco mis ojos fueron cerrándose y fui dejando caer mi cabeza sobre el hombro de Carlos y me quedé dormida.

A la media hora de estar así, escuché entres sueños, una gruñido de un animal grande muy cerca de ahí, ese momento hizo que me asustara  y me levantara  rápido y abrí los ojos.

-Tranquila, tuviste una pesadilla- exclamó mientras me daba unas palmaditas sobre mi espalda para relajarme.

-¿Tu también oíste eso?- le dije asustada.

-No, yo no oí nada, todo fue un sueño, relájate- argumentó con un tono de voz suave.

En ese instante me levanté y le dije que me iba a dormir con mis amigas a la camioneta, me sentía más segura ahí dentro.

Él solo exclamó que estaba bien y que despertaría a Fernando para continuar con la guardia, con la vigilancia y que ya le tocaba dormir.

Esa noche, no podía dormir, por cualquier ruido, me levantaba, no sé si era por la ansiedad que me daba de saber que ahí afuera había algo que nos estaba asustando, o no sé, pero no podía conciliar el sueño por algunas horas.

CONTINUARÁ...

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